3.06.2007

Orígenes absurdos

¡¡Desnudos es una palabra sin sentido!!

Y veinte cabecitas se vuelven hacia Joff, que se ha levantado tirando la silla al suelo y tiene los brazos extendidos. La profesora suspira una vez más.

¿Sí, Joff? ¿Algo que quieras compartir con nosotros?

Joff se da cuenta ahora de la situación. Sus compañeros ríen. La tiza se desintegra entre los dedos nerviosos de la profesora.

¿Joff?

Joff duda. Su descubrimiento es sin duda importante, lo mejor que le ha pasado hoy, lo mejor de toda la semana, y hoy es jueves. Pero varios años de experiencia en la institución escolar le han enseñado a no mostrar su entusiasmo. Especialmente a no mostrar su entusiasmo por la etimología en clase de Matemáticas. A no gritar en clase de Biología que el panteísmo es la respuesta. No está de acuerdo, pero sabe que es mejor callar.

Nada.

Más tarde, en el recreo, no puede dejar de pensar en la palabra “desnudo”. Se siente un poco mal e intenta convencerse a sí mismo de sus razones lingüísticas, pero imagina a alguien preguntándole en qué palabra piensa (Joff cree que es una pregunta normal) y a sí mismo contestando.

Desnudo.

¿Qué pensarían de él?

Y sin embargo era cierto. “Desnudo” significa todo lo contrario, porque “nudus” no significa “vestido”. Y sonríe tanto que se le olvidan las veinte cabecitas y la tiza desintegrada en la mano de su profesora.

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