Río. Río cada vez más alto, río abriendo mucho los ojos. Río con los dedos, con los pies, me sacudo y me convulsiono.
Río sonoramente, penetro en todos los oídos, en todas las mentes. Río y palmoteo entusiasmada la pierna con la mano.
Parezco serenarme, pero nunca lo hago.
Primero una sonrisa, después un hípido, y, rápida, incontrolable, surge la carcajada, y la dejo escapar.
Ellos me miran. Todos han dicho alguna vez que reir alarga la vida, pero me miran. Y entonces sé que esto no está bien. Reiré hasta que me estallen las mandíbulas.
1.31.2006
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