6.08.2006

El paracetamol no sirve

Amor otra vez y todo lo que eso conlleva. Los temblores por las mañanas, el aire en el pecho y los bichos en el estómago. Que se mueven sin dejarte dormir, ni comer, ni pensar. Y el frío, ese odioso frío febril que te atrapa a cada momento y que hace que tus dientes choquen unos contra otros sin que tú puedas hacer nada. Ese frío que no curan las mantas, ni los jerséis, ni los treinta y cinco grados que hay fuera.

Y te dicen que no es amor, que no puede ser amor, que es solo gripe, que también estornudas y tienes mocos. Tú contestas que eso es por la alergia a la primavera y a la sangre y al frío. Y de verdad, dices, de verdad que me gustaría que fuese gripe, porque con la gripe todo es más fácil, dura una semana y ya está, pero conoces tu cuerpo, sí, muy bien, y sabes cuándo es gripe y cuándo es amor. Y no, claro que no lo sabes explicar.

Pero cuando te despiertas a las 5 de la mañana temblando nunca es gripe. Y es horrible pensar que ni siquiera serviría de nada levantarte a por algo de paracetamol, porque no tiene nada que ver. De día siempre tienes ojeras y tus amigos te dicen que vayas al médico, pero tú sabes que no, que el médico es como las mantas o los treinta y cinco grados o el paracetamol. Remedios para algo que tú no tienes.

Porque esta vez no es gripe. Es algo peor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se loqueo