10.15.2005

Estocolmo

Cabeza bajo la bota. Cabeza aplastada, pisoteada, destruida. Cabeza que trata de respirar bajo el sofocante (pero caluroso) peso de la bota.
Cabeza que ama y cabeza que piensa. Cabeza que también lo observa todo, para no sentir sus riñones de cabeza crujir. Observa el tacon de la bota, dulcemente desgastado.
¿Qué hacer?
Si le indica el problema, pensará que lo hace para que ella se aparte, pensará que es un sucio truco.
Si no se lo indica, sufrirá viendo como día a día el tacón es mas corto. Mas decrépito.

Tanto en un caso como en el otro, ella no irá al médico.

Y cabeza ya lo sabe, y llora día a día porque ve que ya queda menos, que ese peso tiernamente insoportable desaparecerá pronto, y sin la bota, se congelará.

Llorá día a día, pero bota está contenta. Piensa que el dolor que le inflige es insoportable. La satisfacción le hace pisar más fuerte. Su tacón se desgasta un poco más.

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