Cosa extraña.
Frunció el ceño y se rascó la cabeza. Había días en los que concentrarse resultaba imposible. En vez de pensar en su problema su mente se deslizaba, escapaba de su cuerpo y lo contemplaba todo desde fuera.
Se veía a sí mismo con el ceño fruncido y rascándose la cabeza. Qué imagen más típica, pensó, qué código más cinematográfico para expresar confusión. Cerró el plano hasta su cara. Observó detenidamente las arrugas de su frente y su boca fina y seca. Dejó de prestarse atención y se movió por la habitación. Buscaba una razón para su gesto.
Pero todo le parecía normal. Incluyó música para crear un ambiente más creíble. Recorrió las ventanas, recorrió las paredes y el suelo. No había nada que explicase sus ojos concentrados y ni su mano en el pelo. No pudo evitar pensar que aquello era muy raro.
Cosa extraña, dijo en voz baja mientras apagaba la cámara. Frunció el ceño y se rascó la cabeza.
10.08.2005
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario