12.22.2005

La pared

Llegar no había sido sencillo. Ahora sonreía un poco y se limpiaba las manos en el jersey. ¿Cuánto tiempo había pasado? Un año, dos. Se sentó en el suelo. En la pared de enfrente imaginó un paisaje azul y frío; estaba nervioso.
Arañó su pantalón y arrugó la nariz. Intentaba pensar en algo de verdad, en algo que fuese a permanecer. Pero en su mente aparecían sólo la pared blanca y el frío de la nieve.

Tantos minutos esperando esto. Tantos minutos pensando en el final. En llegar. En llegar. Y ahora es como si me lanzasen al vacío. No soy capaz de ver nada de lo que me dijeron que habría detrás. La pared del fondo es blanca. La pared del fondo no tiene puerta.

Apretaba fuerte las manos contra los ojos, los pies contra el suelo. Aún mantenía la pequeña sonrisa, pero porque no se atrevía a mover ningún músculo.

Detrás no hay nada, no hay nada. No puedo atravesar la pared para comprobarlo. Por eso no hay nada, no hay nada.

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