8.21.2006

La metamorfosis

Ahora todo es diferente, claro, y la redescubro en sus nuevas dimensiones, enormes dimensiones.

Terroríficas.

Es difícil identificar el antes y el después, siempre es complicado. Cuando te retuerces de dolor, con las manos en la tripa, recuerdas que el chocolate tenía un sabor extraño, una textura térrea, algo así. Pero lo tragaste entero. ¿Sabes? Yo ahora reconstruía la historia. La veía dormir y podía discernir las señales.

Nunca me cayó bien. O es ahora que lo pienso. Igual si me caía bien, igual nunca me pareció rara. Pero no teníamos una relación muy estrecha, eso me tranquilizaba, me dejaba respirar. Llegaba a la habitación y ella estaba en silencio, era amable, nos saludábamos. Fin. A veces hablábamos de chicos, o de estudios o de conceptos metafísicos, pero sin pasarse. No éramos amigas. Y ahora pienso que ella no tenía amigas, pero no es algo que hubiera pensado antes.

Ahora tiemblo y ella duerme. Y yo no sé si escapar, si llamar por telefono, si despertarla, si matarla. Ahora entiendo su desidia y su forma indolente de caminar. Pero también entendería su hiperactividad y una manera intermitente de descansar. Porque a posteriori, todo es coherente. El problema es que ella ha roto mi imagen. Ella estaba allí inmovilizada, su cara, su cuerpo, su pasividad, sus buenas notas, su fruta, su silencio.

Y de repente el cuchillo y la sangre.

No hay comentarios: